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Memorías (algunas) sobre Julián

Julián se fue, estrepitosamente, un día de San Fabián en 2013 (20 de enero). Y aunque (ya) desde hace muchos años no soy creyente no deja de causarme curiosidad que haya sido precisamente ese día. Acostumbraba a molestar cuando llegaba esa fecha con que debían hacer fiesta o que debería pegarme una buena borrachera. Aquel día, estaba en casa de Nancy donde trabajábamos en la escritura de algún texto cuando un adorno artesanal, de esos de tejitas y ladrillos diminutos, cayó de su puntilla en la sala del primer piso sin razón alguna. Minutos después, Diana me llamó y con voz pausada me contó que Julián se había accidentado en su moto. Al llegar al Hospital de Kennedy, Jorge lloraba desconsoladamente, ambos habían salido en sus motos a comprar un repuesto por lo que había sido testigo de todo y sabía que no habrían buenas noticias. Fue precisamente a él al que un doctor, en medio de la frialdad que tristemente a veces se mandan, le dijo, Ah él ya se murió, cuando Jorge le preguntó por el estado de nuestro hermano.

 

Se suponía que Julián debería ser mi nombre. En su juventud, mi papá, Don José, trabajó en una distribuidora de madera. El hijo del dueño se llamaba Julián y mi papá lo tenía en alta estima. Por esta razón, se dijo que si tuviera un hijo le llamaría Julián, pero en el momento de decidir mi nombre, varios años después, sólo se le vino a la mente el nombre de Fabián. Etimológicamente el significado de nuestros nombres es similar, Julián quiere decir agricultor y Fabián cultivador de habas. Finalmente, después de Diana (la cazadora), Julián fue el nombre que se le dio a mi hermano y, efectivamente, fue el de más estima para mí papá (aunque él lo niegue -yo se que nos quieres mucho a todos-). Sin embargo, en la familia (abuelas, tías, tíos, primos, primas), muchos acostumbraban a decirme Julián, a lo que inmediatamente había que corregirlos, Ese es mi hermano, yo soy Fabián. Le ocurría incluso a mi papá y mi mamá. Pero, entre tantas confusiones con nuestros nombres, a él nunca le dijeron Fabián. Aún hay gente (sobretodo sin que me conozcan o hayan conocido a mi hermano) que me llama de manera equivocada Julián, ya no los corrijo, o al menos no con la vehemencia de antes, ya no me molesta. De alguna manera, ello me sirve para recordarlo permanentemente y para pensar que aún hay mucho de él en mi.

 

Físicamente, no solo de nombre, también éramos parecidos, él un poco más ancho, yo un tris más bajo, pero llegaban a pensar que éramos gemelos. De adolescentes, una o dos veces, jugamos a que lo éramos al presentarnos ante algunas personas. En su velorio, debido a ese parecido, varios me miraban sorprendidos porque creían estar viéndolo a él. Nuestra voz, también era similar; parecidas también a la de mi papá. Cuando sus amigos llamaban al teléfono de la casa, época precelulares, y mi papá o yo contestábamos, aquellos, al confundirnos, saludaban con la mayor naturalidad, Qué hubo, marica, qué se cuenta. Lo más curioso, sin embargo, era cuando sus amigos venían a buscarlo a la casa por primera vez, Buenas, está Quinche, Cuál de todos, molestaba yo, Cómo así que cuál, pues Quinche, Todos aquí somos Quinche, es nuestro apellido, Yo creía que era un apodo, decían.

 

Le gustaban las tortugas. De niño, uno de sus juguetes favoritos era una tortuga ninja en moto. Se identificaba con Rafael, la que usa distintivos rojos. A mi me gusta Leonardo, la de azul. Sus amigos le decían tortuga. En 2011, creo, fuimos con la familia al zoológico Santa Cruz. Julián se tomó foto con varias tortugas, algunas vivas, otras disecadas. Alguna de esas fotos terminó siendo su foto de portada en el “Care-libro” como él le decía. 

 

Años después de su partida, una noche, cuando Marcela me mostraba la prueba en la que decía que Martín llegaría pronto, la guardó en una cajita para que yo la abriera. Ya sabía lo que encontraría, pues habíamos hablado en la tarde, pero ella (como lo hace con muchas situaciones) quería que fuera un momento especial. Sin que ella supiera lo que significaba para mí hermano, dentro de la cajita había una tortuga de peluche. Si había quedado sorprendido en la tarde, estaba más sorprendido en la noche. No pude contener el llanto, sentí que mi hermano me acompañaba en uno de los momentos más importantes de mi vida. Lloraba de felicidad, lloraba de tristeza, lloraba porque hubiera querido tenerlo ahí conmigo, lloraba porque siempre me ha parecido triste que mi hermano se haya perdido de tantas cosas buenas que nos ha pasado. Desde que Martín nació siento que se parece mucho a Julián: es fuerte, es caballeroso, es burletas, es coqueto, es sociable, duerme hasta tarde, le gustan los deportes, le gusta la música y el baile, tanto que no se si de grande será bailarín, músico o parrandero. Reconozco, claro, que es mi recuerdo el que me lleva a construir estas semejanzas, seguramente las diferencias son muchas más. Lo veo también en su hijo, Juancho, quien tiene su mirada, su sonrisa. Ojalá pudiera tenerlo más cerca.

 

Hoy, 10 de octubre, mi hermano debería estar cumpliendo 35 años, pero mi mente lo recuerda, obviamente, de 4 (chupándose un pulgar y haciéndose el enfermo para no ir al jardín), de 8 (jugando fútbol conmigo frente a la casa), de 12 (cuando se fue a las canchas a jugar fútbol porque se dio cuenta de que yo no sabía), de 15 (mejorando su forma de vestir para verse más elegante), de 20 (en sus campeonatos, sus borracheras, sus conflictos), de 26 (trabajando, por fin, reorganizando su vida en pro de su hijo, pero despidiéndose del mundo); lo recuerda feliz, triste, decidido, frustrado. Mis memorias son positivas y negativas, tanto que podría escribir un libro (lo he querido, lo he planeado, lo espero hacer hacia futuro); ni el espacio deja ni la intención por ahora es esa. He querido aquí hablar un poco de mi sentimiento por su partida, algo que poco he hecho, pero que puede ser un poco más sencillo ahora que el dolor ha disminuido. Seguramente las memorias de otros acerca de su contacto con Julián serán muy diferentes, este es mi Julián, mi hermano, mi sentimiento. ¡¡Gracias, Julián, por haber estado en mi vida!!

 

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Comentarios: 3
  • #1

    Sergio Ordóñez. (domingo, 10 octubre 2021 09:04)

    Me encantó tu sentimiento, mi querido "Julián". Un abrazo fraterno.

  • #2

    Jeimi Aguilera (domingo, 10 octubre 2021 09:41)

    Woww! Bellas palabras para permitirnos percibir a quienes te leemos tu sentimiento de amor y hermandad. Un abrazo fraterno. �

  • #3

    Diana Másmela (domingo, 10 octubre 2021 18:18)

    Lindas palabras y bellos momentos de tu querido hermano...un abrazo fuerte Fabián